De aquel hálito de risa que el recuerdo trae consigo y me rinde a la nostalgia de tenerte nuevamente nace insólito el asombro ante el querer enfurecido de que apenas te hayas ido ya te extrañe locamente.
Y te pinte entre las cosas y el detalle imperceptible, y dibuje, si es posible, tu sonrisa entre las rosas, y te envuelva mis abrazos en el aire que invisible viaja cómplice a la entrega, si te alcanza, si te roza.
Marchitándose mis ojos y colgados a tu espera sobre el horizonte esbozan todo aquello que concibo y regresan las memorias y mi eterna compañera, para que charlemos juntos de lo que viví contigo.
Tanto extraño y sin quererlo muero por haber vivido...
Que el instante que te pierda... también yo me habré perdido.
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